Un 6 de enero en que los Reyes Magos no llegaron…

Por fin estuvieron en condiciones, ajustando lo que pudieron de intentar el sueño de la casa propia. Una casa mínima, pero nuestra. Mi papá estuvo visitando a personas que habían puesto en venta casas, las condiciones de acarreo con sus posibilidades económicas, hasta que encontró una construcción de chapa galvanizada por fuera, revestida en madera machihembrada por dentro, la integraba una pieza y una cocina.

Consultó las condiciones que, luego de algunas aclaraciones y regateos, fueron aceptadas por ambas partes. Pero para sellar definitivamente la compra hubo que consultar a quien debía acarrearla – o arrastrarla – hasta su destino y las posibilidades de deterioro que se podrían presentar en relación a la mejor o menor fortaleza constructiva que presentaban. Una vez que se aseguró este aspecto por parte del acarreador, mi papá con esa hermosa letra que tenía, trasladó las condiciones establecidas al papel – un tipo de papel semejante al que usaban los escribanos para su trabajo –  y se firmaron dos ejemplares con las mismas pautas contenidas. Se convenía – mi viejo escribió “se combinan”  – la división del costo total en determinado número de cuotas que se pagarían mensualmente en el ya nombrado almacén que oficiaba como oficina gestora, la Almacén de Sclavi. Sigue leyendo

Civilización o barbarie

(Crueldad civilizadora e insensibilidad [y prepotencia] civilizada)

Tal vez fuera un desprendimiento de los indios aimará. Muy cerca del Pacífico formaron una comunidad indígena y que tenía como base de su funcionamiento la agricultora, la caza y la pesca. El clima ecuatorial ayudaba a aliviar las necesidades, en este caso, eran casi inusuales las prendas de abrigo. Como el sitio les proporcionaba todo lo imprescindible para vivir, por naturaleza, eran pacíficos y ni consideraban la posibilidad de ser invadidos, por otras tribus y mucho menos la de ocupar otros espacios. Sigue leyendo

El Estado y las empresas nos roban

DÉBITOS Y CRÉDITOS
Las distintas empresas de servicios y el estado mismo tienen un sistema de facturación-cobranza que, cuando el usuario paga la factura posterior a la fecha de vencimiento, un mecanismo “gatillo” aplica los intereses correspondientes a los días de mora.
En este verdadero aquelarre de aumentos y facturación fuera de una calendario regular, donde además de cambiarse erráticamente las fechas de vencimientos, muchas de los comprobantes para que el vecino realice el pago, no llegan y para ingresar en mora abonan sin el soporte que no recibieron, puede darse el caso que se realicen pagos duplicados. Ante esta situación, en el mejor de los casos, no siempre pasa, el importe es devuelto en vencimientos posteriores, pero de agregarle intereses como correspondería. ¡Minga!!!
LA TARJETA SUBE
Llego a esta reflexión con motivo del vencimiento de los beneficios de la tarjeta SUBE. Por demoras, en la centralización del sistema, los pasajeros del transporte bahiense deben pagar sus viajes sin los descuentos que le corresponde.
Digo, si la responsabilidad es del prestador – el estado – ¿no debería realizar un ajuste retroactivo por los pasajes cobrados de más? Los sistemas de computación permiten hacer un rastreo – si se reprograman – y con una simple revisión realizar el acto de justicia que sería devolver lo mal cobrado. Sigue leyendo