VASA – Del esplendor al ridículo

El buque finalmente recibió la orden de partir de parte el capitán Sofring Hansson. Una salva de artillería fue el saludo desde tierra a modo de despedida. Sería el viaje de bautismo, de un estreno sin retorno.
Regalskeppet-Vasa-3-LA inicios de los años 1620, Suecia se encontraba en guerra con Polonia dentro del creciente conflicto de la Guerra de los Treinta Años, iniciada en Alemania. El rey Gustavo II Adolfo de Suecia llevaba ya 10 años de reinado y la flota real sueca se encontraba en malas condiciones. La guerra había iniciado en 1618 y desde la perspectiva protestante la guerra no había progresado. Las intenciones del rey sueco exigían un control férreo sobre el Mar Báltico.
En 1625, el rey comisionó cuatro naves, dos grandes (135 pies de eslora) y dos menores (108 pies). Las mayores serían Vasen (El Vasa) y Tre Kronor (Tres Coronas) y la intención es que fueran las naves más poderosas y mejor armadas que existieran. El nombre Vasen se refiere a un florero (en sueco vas), el símbolo de la estirpe Vasa a la cual el rey Gustavo Adolfo pertenecía y había decidido la construcción de un navío insignia que fuera envidiado y admirado por su esplendor y temido por el poder destructivo de sus armas.
El buque estaba armado de 64 cañones colocados en tres puentes: el superior, batería alta y batería baja, con una longitud (eslora) de 69 metros y un ancho (manga) de 11,7 metros. Los planos indicaban un palo mayor de 52 metros desde la quilla y las instalaciones de cubierta llegaron a 15 metros sobre la línea de flotación. El Vasa desplazaba más de 1.300 toneladas. La superficie velera era de 1.150 m². Todas de las piezas eran de bronce y un peso total de unas 80 toneladas. Se calcula la dotación del Vasa en ciento treinta marineros y trescientos soldados. El encargado de la construcción fue Antonius Monier; el holandés Henrik Hybertsson (alternativamente Henrijk Hybertson o Hendrijk Hybertszoon, quiénes no se convencieron demasiado de la estabilidad de la embarcación
Para la construcción del Vasa (Wasa, Wasan o Wasen), tal el nombre con que sería designado, entre 1626 y 1628, se talaron mil troncos de roble, lo que causó rechazo entre los suecos en general que habían declarado al roble especie protegida. A raíz del fallecimiento de Hybertsson la tarea debió continuar a cargo de Hein Jakobsson. Finalmente luego de tres años la embarcación quedó terminada.
Se realizaron las primeras pruebas de navegabilidad, el comandante Joran Matsson, con el concurso de 30 hombres que, mientras el buque se encontraba fondeado, recorrían la cubierta corriendo. Se advirtió que de continuar las pruebas el navío corría el riesgo de volcarse.
Nadie, en ausencia del rey, que se hallaba en Prusia, podía ordenar que el buque no zarpara. Una carta que relata los hechos al Rey por el Consejo del Reino, expresa:”Apenas llegó a recorrer 1.300 metros cuando un viento intenso llenó las velas y el buque comenzó a escorar a sotavento, luego se adrizó algo, hasta que llegó cerca de Beckholmen, donde escoró más, entrando agua por las troneras de los cañones y el buque volcó, hundiéndose lentamente con las velas, los gallardetes y la bandera“.
El Vasa naufragó en su viaje inaugural, el domingo 10 de agosto de 1628, en el puerto de Estocolmo. El viento es suave y el Vasa se desliza lentamente a lo largo de Skeppsbron y luego a lo largo de los montes meridionales de Södermalm. Varias fuentes indican que la nave se menea anormalmente desde el inicio a pesar del suave viento. En él viajaban un centenar y medio de personas, entre tripulación y familiares de los oficiales, de los que perdieron la vida varias decenas de ellos. . Nadie llegó a ser condenado como culpable del naufragio.
Corría el siglo XVII y no se tenían elementos que pudieran medir, calcular o valorar técnica y científicamente, el grado de navegabilidad de los barcos. La experiencia de los constructores navales que construyeron el Vasa determinaron las proporciones, dentro de las cuales, se tenían los recaudos de seguridad.
En esa época no existían planos de construcción, en su lugar se utilizaban compases con proporciones establecidas que se suponían proporcionaban buenas propiedades a una nave. Los compases utilizados en la construcción del Vasa eran apropiadas a un puente de cañones, pero el rey había ordenado dos puentes, lo cual debería lograr una atemorizante máquina de guerra si todo hubiera funcionado.
No supieron o no pudieron, debido a las presiones reales, comprender la excepcionalidad de esta embarcación, mayor que ninguna otra, y con atributos y proporciones que, funcionando para otras construcciones, no podrían aplicarse lisa y llanamente en e caso especial del Vasa. Por lo tanto, el hundimiento no se debió al fallo de ninguna autoridad ni de ningún constructor naval. El buque fue un experimento militar que no funcionó debido a los defectuosos conocimientos teóricos existentes en el siglo XVII.
Los intentos posteriores de recuperación del Vasa, fracasaron y en 1664 Albreckt von Treileben y Andreas Peckell, lograron rescatar alrededor de 60 cañones. El gobierno sueco dio entonces por terminado el caso, conforme con el material recuperado…
Luego de trescientos treinta y tres años, en 1956, se hallaron en el lugar del accidente nuevos restos del Vasa y luego de trabajar durante un quiquenio la Marina de Suecia y la empresa Neptum, se lograron extraer del fondo del mar El barco fue luego rescatado el 24 de abril de 1961.
Fue reacondicionado, manteniendo su color original y preservando para el mundo la formidable decoración con que contaba. En 1990 abrió sus puertas el nuevo museo del Vasa en Estocolmo, donde actualmente se expone, siendo el más visitado de Escandinavia, aproximadamente 800.000 personas del mundo entero.