Mis abuelos Silverio Diez y Felipa García
Dos árboles que en España
por tiempo malo, azotados,
desarraigaron…
Y aquí plantaron la entraña,
la de los Diez, los Fidalgo,
y en las ramas de los hijos,
nuevo destino forjaron.
Aunque el intento fue duro
no eludieron el trabajo,
confiados en el futuro
nunca bajaron los brazos.
Hallaron tierra y caminos;
la tierra para sembrar,
y el camino donde andar
dos familias y un destino.
Tino Diez