y sin embargo hoy la radio habla de mí
son voces y argucias embustes y dobleces
pero habla de mí
alcanzo a escucharla entrepenas
y me digo
todo lo que tengo es lo que fui
míralo a él
cree que duermo
y vacila en el marco de la puerta
dudando de mis ojos cerrados
(me conoce por las bufonadas de tantos ayeres)
pero este padre suyo ahora es otro
no aquel
no yo
hoy soy apenas lo que fui
por su apuro joven
posterga para mañana y se marcha
acaso piensa que al amanecer
todo estará en el mismo sitio
mi cama, mis vestigios y el cuadro de Comercial campeón
no lo culpo
nunca le hablé de mañana
mi palabra pretérita
ni de cuánto supe usarla
hasta que se la birlaron
jamás cedería si tuviera mañanas
en un puño
pero solo y rendido
boca arriba
presiento el reflejo amarillo aceitoso en la frente
por el manto de luz que se apaga
lánguido como la supervivencia
día o noche da lo mismo
mis vacíos no
esos no dan lo mismo
son últimas vueltas
en un cuadrante negro
plagado de olvidos que se eternizan
como este olor acre de dormitorio
tan parecido al de mis abuelos
aroma a flores de cardo
crepusculares ellas, atardecido yo
semejante plenitud efímera del sepia
desplomando
abandonos como cualquier otoño
cuando te jubilás te morís
decía el Flaco, te morís
y se murió
y ahora pasa su silueta fantasmal
opacando la voz de esa radio
que insiste en hablarme de mañana
qué me importa.
Jorge Lozano Ángel